Javier Egea. El poeta de "la otra sentimentalidad"

Javier Egea (Granada, 1952-1999), es uno de los autores más destacados de la poesía española en la segunda mitad del siglo XX, a pesar de la denostación, el olvido y el abandono que ha sufrido durante más de una década. Sin temor a equivocarnos, su "voz propia" es una de las más personales y brillantes de la poesía en los últimos tiempos y ha impregnado gran parte de la creación poética actual. Dotado por un extraordinario oído musical, un fino sentido del ritmo y un excelente dominio del idioma, su obra está alcanzando un reconocimiento que parecía resistirse. Junto a Luis García Montero y Álvaro Salvador, fundó lo que se dio a conocer como "La otra sentimentalidad", corriente de la que descendería la conocida como "poesía de la experiencia". Muy pocos entienden por qué tras su muerte, acaecida en 1999, el nombre de Javier Egea permaneció relegado a sus círculos más íntimos, a sus admiradores de toda la vida o a asociaciones como "Diente de oro", entusiastas difusoras de la obra de Egea. Empero, el silencio que se cernió sobre su obra y su persona no encuentra justificación alguna. Javier Egea, no ha aparecido en la mayoría de las antologías publicadas en los últimos 15 años. Y es por este motivo que aplaudo la aparición de obras, estudios, tesis doctorales, poesía completa, poesía inédita y novelas inspiradas en la obra y la persona de este autor de la realidad social, convertido todo él en la verdadera "otra sentimentalidad". En numerosas entrevistas declaró su admiración por los estudios del desaparecido profesor Juan Carlos Rodríguez. "Teoría e historia de la producción ideológica" supuso para él un antes y un después en su forma de concebir la poesía, avanzando hacia una voz poética más entroncada con lo social, con lo cotidiano, con los problemas colectivos.

Les dejo este hermoso poema que publica en su libro "Toppo Mare", tras una estancia en la almeriense 'Isleta del Moro', lugar que le sirvió para despejarse de un "delirio de alcohol" y algún que otro mal de amores, y les recomiendo los estudios de Jairo García Jaramillo, José Luis Alcántara y Hernández García, a cerca de su obra.



Extraño tanto mar, raro este cielo
desgranado de luz sobre la Isleta,
ajeno a este naufragio que se crece en la orilla
en cabos,
jarcias,
mástiles,
jirones de velámenes,
armaduras y redes
que simulan encaje en la escollera,
duelas con algas,
pequeñas almadías despobladas
sobre la espalda azul del exterminio,
raro este cielo para ser de mayo,
ajeno a este dolor de siglos en la playa.
Tanto mar y de golpe,
tanta historia y vencida,
ya corazón mojado sobre el abra,
ya mensaje dormido, preterido,
en la Bahía de los Genoveses.

Y no sólo el desierto sino dónde tus ojos,
sino tus manos lejos
y cuándo tu cintura presentida
por entre los hachones vigías de las pitas,
desde las atalayas del silencio,
no sólo ya las dunas sin
espejismos al cabo,
restos de la memoria del misterio.
A dónde, dime, a dónde,
si todo está dormido,
si he quedado en la arena como lengua de agua
y la sed permanece mientras llega La Nube.
Inútiles las manos que desde las palmeras
pretenden el abrazo de un horizonte roto
a donde tu recuerdo se avecina.