MARÍA LA CONEJA



NOTICIA DE EL MUNDO. ES:
"'María la Coneja', veterana cantaora nacida en el Sacromonte granadino y virtuosa de las castañuelas, se arrancó e incluso incitó a Gadafi a saltar al escenario. Éste se resistió cortesmente, aunque, emocionado, acompañó con los pies desde su sillón, intentando un taconeo, los movimientos de María, que forma parte del espectáculo de Rafael Amargo. Aplaudió a rabiar."
EN LA FOTO: 'LA CONEJA' Y CURRO ALBAYZÍN FRENTE AL TEATRO ESPAÑOL DE MADRID
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/19/espana/1198034681.html

MARÍA ‘LA CONEJA’


Ahora que ha emocionado al líder líbio ‘Gadafi’ todos los periódicos hablan de ella, todos ensalzan su figura artística, su forma de incitar al público y especialmente cuando la ocasión lo requiere. Porque María ‘La Coneja’ posee ese don inseparable de su ‘ser cantaor’ para meterse en el bolsillo al que está sentado en la butaca desde que sale al escenario hasta que se baja.
‘La Coneja’ es esa naturalidad, esa forma de arte en estado natural, nativo, porque lo lleva dentro desde que lo mamara en su cuna sacromontana, esa gracia especial, que ya está en peligro de extinción. Quienes la conocen saben que estar con ella significa revolcarse de la risa y el arte que posee esta mujer de belleza innata, de mirada profunda y desgarradora, de voz vibrante, quejumbrosa y flamenca.
Curro Albayzín fue el primero en reivindicar su valía cuando, a mediados de los ochenta, la incorporó en su espectáculo ‘Gitanos del Sacromonte’. Posteriormente fueron Lola Flores, Tony Maya, Antonio Canales y Rafael Amargo quienes le dieron papeles de importancia en sus elencos artísticos.
Siendo a penas una niña dejó las zambras del Sacromonte, donde cantaba y bailaba, para marcharse a la Corte junto a su marido, el bailaor Bienvenido Maya, tristemente desaparecido a edad muy temprana. ‘La Coneja’ dejó estupefactos a los madrileñas con su forma salvaje y desgarrada de bailar y cantar, y pronto la incorporarían a los cuadros más importantes de la época, como el ‘Torres Berjemas’, donde trabajó junto a Camarón y Paco Cepero, o el antiguo ‘Zambra’, donde alternara con los más grandes de la historia del flamenco: Juanito Varea, Pepe el Culata, Pericón de Cádiz, Bernardo el de los Lobitos, Fernanda y Bernarda, etc.
Años más tarde vinieron sus estancias temporales en Japón, donde incluso aprendió a cantar en japonés, y los tres años que pasó en México donde inauguró el ‘Café Gitanerías’ de la capital. De vuelta a Madrid Casa Patas, los Jardines de Nemesio o Café de Chinitas serían su segunda casa. Junto a la familia de su marido, ‘Los Cotorreros’, realizó varias giras por Holanda en cinco años consecutivos y protagonizaron hermosas y graciosísimas anécdotas dignas de ser recogidas por un director de cine al que le guste la gracia llevada hasta los extremos, como el caso en que pusieron un avión ‘patas abajo’ cuando, en una turbulencia, se sintieron tan asustados que sacaron las castañuelas y la guitarra: ¡Si hay que morir, que muramos cantando y bailando!, gritaba ‘La Coneja’, ante el asombro de los pasajeros y la tripulación entre los que comenzó a cundir el pánico.
‘La Coneja’, es uno de esos personajes granadinos a los que su tierra ha dejado en el olvido. María, es un mundo interminable de gracejo, anécdotas, cantes inesperados que le emanan del corazón en cualquier momento, generosidad, cariño y arte, arte a rebosar, por todos los poros de la piel. Pero ha tenido que venir ese tal Gadafi para que la gente se de cuenta. Bueno, no hay mal que por bien no venga.