ENTREVISTA A
ANTONIO FERNÁNDEZ DÍAZ 'FOSFORITO'.
18 noviembre 2004.
Juan Pinilla Martín - La Opinión de Granada
Comparto con ustedes esta entrevista que he rescatado a de mi archivo y que realicé al maestro Antonio Fernández Díaz 'Fosforito'. Corría el año 2004 y un servidor trabajaba para La Opinión de Granada. 'Fosforito' fue homenajeado en el Auditorio Manuel de Falla el 19 de noviembre de 2004 y la víspera, tuve oportunidad de entrevistarlo por teléfono desde su casa de Málaga. Aquella noche, los aficionados tuvimos la inmensa suerte de ver a Fosforito y Juan Habichuela juntos sobre las tablas por última vez. ¡Qué dúo para la historia! Volviendo a la entrevista, es de resaltar la lucidez y la calidad de sus respuestas que constituyen un valioso caudal de información digno de ser compartido con todos ustedes.
JP: Maestro, ¿Cómo se encuentra usted en estos momentos previos al homenaje?
Fosforito: Bueno, hombre, razonablemente bien porque ya uno tiene algunos añillos.
JP: Hemos sabido que fue usted quien dijo que el homenaje se realizara en Granada. ¿Por qué aquí?
F: Yo tengo, como dice la copla de Pepe Pinto, "mi corazón dividido entre dos amores". Tengo un montón de hermosos recuerdos de actuaciones y momentos muy felices en Granada, mucho antes de los festivales aquellos tan célebres que se realizaban en el Paseo de los Tristes. Conocí mucho a aquellos personajes que eran Juanillo El Gitano, un cantaor extraordinario, y he convivido con Miguel 'El Santo', Manolo Osuna, con Pepe Albayzín. En fin, tengo un montón de buenos recuerdos y aunque yo no estaba muy por la labor del homenaje, el tesón y el corazón tan enorme que está poniendo este hombre, Juan Carmona Fernández, que ha insistido en organizarlo, pues no le podía quitar esa ilusión. Él ha empezado a mover los hilos con el ayuntamiento y Caja Granada, con un capítulo aparte de agradecimiento a David Zaafra. En fin, que estoy muy agradecido. Por cierto, yo creo que la primera peña flamenca que yo tuve a mi nombre me la hicieron en el Zaidín, en casa de Curro 'El Guardia'..
JP: El cartel está repleto de primeras figuras, hay para todos los gustos.
F.: Hay gente por aquí como es un cantaor que tiene todo el futuro por delante que es Arcángel, con una voz hermosísima, también Chiquetete quiere venir, Lolita Valderrama que fue compañera mía y que le toqué yo en un disco la guitarra, ¡Qué vergüenza! (risas). También estará Angelita Vargas, al baile, Antonoi Soto, otro guitarrista al que también hay que agradecer su empeño.
JP: Entre sus virtudes, la crítica y la afición han destacado el sentido del ritmo. ¿Cuál es el secreto del compás? ¿Se aprende también el ritmo y el cante?
F.: Sí, hombre, hay una predisposición, lo mismo que cuando nacemos nos enseñan a hablar, y después con el tiempo uno va aprendiendo inglés, alemán, es así. Es como aprender un idioma. pero luego hay quien tiene más facilidad o mayor disposición, porque hay quien está en la mili y toda la vida va a estar equivocando el paso. Se enseña la técnica pero no se enseña el alma, eso va con uno, nace uno con un "gustito" distinto y tienes una peculiaridad que parece que Dios lo ha dotado de un don especial, y no es cuestión de voz, ni en la guitarra el que más pica, o el que más rápido taconea en el baile, es una estética, es otra cosa. Lo podemos resumir en una palabra: estética.
Con la enseñanza del cante pasa lo mismo. A mi casa viene mucha gente, yo les enseño a cantar, a respirar bien, una estética del cante, un principio del compás. Le hablamos de la teoría del compás y luego le llevamos a la ejecución, al saber respirar. Yo veo gente que hacen un cante muy bien, con una voz hermosísima, y no puede con él, y me preguntan ¿Qué me pasa a mí? Y yo le digo el por qué, porque esto tiene unos apoyos en estos sitios, y tal, pero es muy importante que no pierdan el origen, porque cada uno aporta, cada uno tiene su color, porque el que empieza imitando a uno forzando la voz para conseguir un sonido que no es el suyo está haciendo un ejercicio dificilísimo y cuando llega a encontrar su propio sonido, empieza a mejorar su propia forma.
JP: De usted dijo Ricardo Molina: "Aunque Fosforito no sea gitano su cante está dentro de la órbita estilística gitana. Esto es, responde a lo que esencialmente debe ser el cante jondo" ¿Existe eso de cante gitano o cante no gitano?
F.: No. no. Existe cantar bien, cantar regular o no cantar. Yo creo que todos somos andaluces. Ha habido gitanos geniales, fenomenales, a lo largo de toda la historia, y otros que han sido igualmente geniales sin ser gitanos. Está ahí la nómina no es que yo lo diga.
JP.: Hace unos días (2004) un autor presentaba un libro y culminaba diciendo que la gran contribución de los gitanos a Andalucía había sido el flamenco.
F.: Bueno, no. Ellos han aportado formas que hay unas maneras que se ven, porque desde que un chiquillo nace en el seno de una familia gitana que tenga culto por el flamenco está interiorizando el compás. Eso quizá no ocurra en otros ambientes, entonces hay un aprendizaje desde pequeño. Y es verdad que hay gente que han aportado formas. Antonio Mairena, nuestro querido amigo, era un cantaor irrepetible. Él ha aportado muchas formas, ha puesto mucho nombre y apellidos a los cantes, y eso hay que reconocerlo y agradecerlo. Pero el cante supera a los genios. Se nos va, nos tenemos que ir todos, pero nos queda el acervo cultual, lo que ellos aportan, un pequeño "arroyito" que se va ensanchando. Pero mira cuantas cosas hermosas ha aportado también Chacón, que está ahí grabado. De Silverio no podemos hablar, de Vallejo sí, y ahí estaba también Manuel Torre, que toda su discografía no era buena, pero no importa. Cuando escuchamos ese "Santiago y Santa Ana" de Manuel, es irrepetible totalmente. Mire, eso no es una casualidad, eso no se improvisa. Para eso había que saber cantar bien y cuando hay un cante bien hecho de Manuel Torre es porque cantaba muy bien. Un gitano antológico.
JP: ¿Y que opina de eso del "nuevo flamenco"? ¿Cabe en el flamenco esa etiqueta de nuevo y viejo?
F.: No creo en eso. La palabra flamenco es relativamente joven pero hoy se ha llegado a enmarañar un poco porque ahora mismo con esa palabra con la que definimos al flamenco en general cabe desde Juan Talegas hasta el 'porompompero' o 'una lágrima cayó en la arena'. Lo que pasa es que hay que saber distinguir. Acuérdate de Turina que decía "Lo jondo también es flamenco, pero no todo lo flamenco es jondo". El flamenco sobrevive a todo eso y hay un montón de gente joven que van a mantener la llama viva a través de los siglos. El flamenco va a estar ahí. Ahora los jóvenes cantaores hacen cosas que a mí no me disgustan, merecen mi respeto, lo que pasa es que yo no me equivoco.
JP: ¿Quiénes son los culpables de que artistas de una talla inconmensurable y con una trayectoria enorme no tengan asegurada su vejez después de haber trabajado tanto durante toda la vida?
F.: Nuestro flamenco, que forma parte importante de nuestra cultura, es una música ancestral y no le hemos dado nunca mayor importancia. Han habido muchas personas que han vivido bien y los demás han ido sobreviviendo malamente, con fatigas, y cuando llega el momento de no poder defenderse por las facultades y no tienen una previsión de la seguridad social, porque no han cotizado, y ¿cómo iban a cotizar si apenas han tenido para sobrevivir?. Entonces esa imprevisión y falta de medios hace que luego las penurias se acentúen. Pero eso ha pasado en muchos artistas como Manuel Torre, Marchena, Juan Breva... Qué lamentable, figuras de esa categoría, la categoría máxima.
JP: ¿Qué opina de esa tendencia imperante en la juventud flamenca con respecto a la técnica, al virtuosismo? ¿Cree que se ha perdido afición dentro de los propios artistas?
F.: No, no. Mira, al principio, por mimetismo, el cantaor imita todo lo que hay en su entorno, todo lo que oye. Llega un tiempo en que empieza a encontrar su propio yo, su propio sonido. Eso te lo podría decir yo de muchos cantaores actuales que nunca perderán el origen del maestro que les ha servido como referencia, pero ya suenan a ellos mismos, con su propio acento, con su propio sonido. La personalidad llega después. Hay una cosa y es que el maestro, sus imitadores no le van a llegar nunca, como Caracol, o como Mairena. Todos han creado una personalidad propia, y estos aficionados tienen una referencia que les sirve para su formación hasta que llega su momento.
JP: En ese sentido, ¿qué sensación experimenta usted cuando asiste a un acto y escucha a cantaores hacer sus cantes?
F.: El Taranto y las peteneras y todo lo que yo he cantado, porque esas peteneras que ahora dice todo el mundo, nadie se acuerda de decir "son de Fosforito". Y muchísimas cosas que yo he aportado. Yo cuando he estado en La Unión de presidente del jurado y he visto allí por lo menos veinte cantaores jóvenes cantando muy bien y es curioso que no haya gente que no hagan, no solamente algunos cantes míos, sino mis letras. Y eso te da una alegría muy grande, pero me gustaría que hicieran otras letras para disimular un poco (risas)
JP: ¿Se siente reconocido y valorado?
F.: Sí, si hombre. Lo que pasa es que ten en cuenta que ya he cumplido 72 años (2004), llevo más de sesenta años de cantaor, y empecé a cantar en los años cuarenta, cuando las perras gordas de cobre. Yo tengo un cartel en la plaza de toros de Ronda del año 45 que tenía yo trece años. He pasado en un principio fatigas y luego he tenido toda la gloria del mundo. He estado encabezando carteles durante muchos años y me han tocado los mejores guitarristas, incluido Manolo el de Huelva. No me puedo quejar de la vida y me han estado pagando por algo de lo que he disfrutado mucho.